domingo, 11 de abril de 2010

CAPITULOS 7,8,9

Petula despertó lentamente,medio atontada todavía, guiño los ojos varias veces para sacarse el sueño,bajó la mirada y pasó a evaluar para comprobar que continuaba con el mismo cuerpazo que el día anterior. Se acordó, de pronto, de que se había mareado y vomitado. Se acerco al borde de la cama, hasta que sus pies tocaron el suelo, y al hacerlo sintió un pinchazo. No es que se le pudiera llamar dolor . Cojeando un poco, cruzó la habitación vacía hasta la puerta y salió al pasillo. -¿Hay alguien? -gritó Petula. Se acercó renqueando al control de enfermeras, el cual encontró también desierto pero no es sólo que no hubiera nadie, es que tampoco había nada. El lugar estaba tan desnudo como su trasero.

Petula necesitaba a la gente más de lo que jamás se hubiera atrevido a reconocer. Necesitaba su atención, su idolatría, su odio y su envidia incluso. Notó también que el ambiente era cada vez más frío y empezó a removerse en su asiento con impaciencia. La puerta de la oficina se abrió por completo Petula seguía sin ver quién era el que entraba. Pensó que quienquiera que fuese debía de sufrir algún tipo de discapacidad vertical o algo, porque no se veía la cabeza vio entar una pierna, vacilante era una niña. -Deja que adivine -dijo Virginia mirando a Petula de arriba abajo-, eres animadora -… ese culo gordo. Petula no se esperaba algo así de una niña de aspecto tan inocente. La impertinencia de la niña también hizo que se acordara de Scarlet, y de todos aquellos largos viajes en coche que habían compartido juntas en las vacaciones de verano, antes del divorcio.

La doctora Patrick estaba en la habitación, haciendo la visita nocturna. Por todas partes había evidencias de la conmoción: el lugar estaba sembrado de tubos, jeringuillas, esparadrapo, gasas y monitores de todo tipo, restos de la batalla del equipo de cardiología por estabilizar a Scarlet. Cabe la posibilidad de que Scarlet haya caído en un coma autoinducido, propiciado por un estrés extremo -dijo la doctora Patrick, saltó la alarma del monitor cardiorrespiratorio de Scarlet, que ahora mostraba claros signos de estar sufriendo alguna clase de crisis aguda.

Maddy tenía razón, conjeturó, aun cuando no se lo hubiese dicho nunca a las claras. Charlotte volvía a tener un papel secundario, por no decir algo peor. Lo único que recibía ya de ellos eran gestos de lo ocupados que estaban.Charlotte se metió a rastras en su litera y continuó compadeciéndose de sí misma. Charlotte se pasó un día más sin apartar la vista del teléfono de su mesa, tratando a la vez de abstraerse del parloteo de los demás becarios.Tal vez fuera ésa la razón de que no recibiera llamadas. ¿Cómo vas a ayudar a nadie si tu propia materia gris es una gran maraña gris? . Había perdido la vida, a sus amigos, su futuro, y ahora es posible que también la cabeza. Estaba atrapada en un estado de pubertad perpetua.

Los pies de Damen rebotaban con nerviosismo contra el suelo mientras permanecía sentado en silencio en la serena habitación del hospital, colocado a mitad de camino entre Petula y Scarlet. Posiblemente por primera vez en su vida sentía que las cosas no estaban bajo su control, no sólo las circunstancias sino también él mismo Jamás daba nada por perdido, aunque fuera inevitable;era su fe en sí mismo y en el poder del pensamiento positivo.
Lo cierto era que Scarlet y Damen se hallaban ahora en la misma sintonía. Ambos querían que Petula regresara.

Scarlet no tenía ni idea de dónde podría encontrar a Charlotte, pero se sintió atraída, casi como una paloma mensajera, de regreso a Hawthorne High.Conforme recorría planeando el largo pasillo, vio que se confirmaban sus peores miedos.La señorita Pierce era una mujer dulce -Muy bien- continuó la señorita Pierce-, de aspecto agradable con unas pocas arrugas y una voz firme y amable.
Gary o Green Gary, que era como lo conocían sus amigos del Otro Lado, era un chaval de aspecto agradable y asilvestrado, vestido con ropa ancha de tela de arpillera y zapatillas de cáñamo.-Qué tal, Gary- susurró Scarlet Estoy buscando a una chica, se llama Charlotte Usher. ¿La conoces?. -No- contestó Gary en voz baja.Decidió que había escuchado ya todo lo que quería o necesitaba escuchar. Una vez informada sobre sus compañeros de clase, Scarlet concentró su atención en la pantalla.Algo en el tono de la voz de al señorita Pierce indicó a Scarlet que ésta había albergado la esperanza de que la nueva alumna fuera quien les conduciría hasta el otro lado. Scarlet empezaba a estar muy preocupada, el tiempo acuciaba y no sabía qué podía estar pasando en el hospital, pero a falta de otra elección decidió que sería interesante regresar a Hawthorne Manor, esta vez como huésped en lugar de cómo camarera. Scarlet se acurrucó bajo las pesadas sábanas de la acogedora cama con dosel y acababa de quedarse dormida.

OPINION: Creo que ay ocaciones en que debemos de dejar de pensar solo en nosotros en nustra apariencia pienso que no es lo mas importante..ademas no todo lo que palneamos sale a la perfeccon, nuestro egoismo nos lleva a eso, siempre es bueno tomar un poko de tiempo libre y pensar en todo lo que as hecho en todas aquellas personas que te rodean que te aprecian y quieren darte cuenta si as axedido a su kariño o estimacion como es tu comportamiento. La fe sin duda es la esperanza mas grande que se pude tener, sin duda alguna te ayuda a continuar, el aferrarte a algo, pero no solo es esperar,sino buscar y tartar de conseguir eso que esperas buscarle, ay ocaciones en las que estamos dispuestos a ayudar a la gente que queremos sin importar las garaves consecuencias que se pueden tener...El pensar en la muerte aveces nos escalofria a muchos pero tambien ayuda a mirarte a ti mismo quien eres y que as hecho en lo largo o corto de tu vida...

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